jueves, 9 de junio de 2011

desiertos de méxico

                                                                    

En geografía se define como desierto a la zona terrestre en la cual las precipitaciones casi nunca superan los 250 milímetros al año y el terreno es árido. El desierto puede ser considerado un ecosistema o un bioma.
Un desierto es un ecosistema que recibe pocas precipitaciones. Tienen reputación de tener poca vida, pero eso depende de la clase de desierto; en muchos existe vida abundante, la vegetación se adapta a la poca humedad y la fauna usualmente se esconde durante el día para preservar humedad. El establecimiento de grupos sociales en los desiertos es complicado y requiere de una importante adaptación a las condiciones extremas que en ellos imperan. Los desiertos forman la zona más extensa de la superficie terrestre: con más de 50 millones de kilómetros cuadrados, ocupan casi un tercio de ésta. De este total, 53% corresponden a desiertos cálidos y 47% a desiertos fríos.
La mayoría de las clasificaciones radica en una combinación del número de días de lluvia por año, la cantidad pluviométrica anual, temperatura, humedad y otros factores. En 1953, Peveril Meigs dividió las regiones desérticas de la Tierra en tres categorías, de acuerdo con el total de lluvia que reciben. Por este sistema, hoy ampliamente aceptado, los terrenos extremadamente áridos son los que tienen por lo menos 12 meses consecutivos sin lluvia, los terrenos áridos tienen menos de 250 milímetros de lluvia anual y los terrenos semi-áridos tienen una media de precipitación anual entre 250 y 500 milímetros. Los terrenos áridos y extremadamente áridos son los desiertos, y los terrenos semiáridos, cubiertos de gramíneas, generalmente se llaman estepas.
Sin embargo, la aridez por sí sola no proporciona una descripción exacta de lo que es un desierto. Por ejemplo, la ciudad de Phoenix, en Arizona, recibe menos de 250 mm de lluvia al año, y está clasificada obviamente como desértica. Sin embargo, algunas regiones gélidas de Alaska o de la Antártida también reciben menos de 250 mm de lluvia por año, sin embargo para la percepción común no son desérticas (se trata en efecto de desiertos fríos o desiertos nivales: en ellos la vida superior es muy difícil, pero la evapotranspiración y la posibilidad de encontrar agua dulce es notoriamente mayor que en la clásica noción de lo que es un desierto). Para definir más concretamente un desierto, sea cálido o frío, uno de los parámetros que se utilizan es el del promedio anual de precipitaciones: menos de 500 mm/año suponen una zona semiárida en donde existe mucho estrés hídrico (aunque éste se puede amortiguar si las temperaturas son bajas, por debajo de los 15 °C promedio anual). Otra definición ecológica de desierto es la de una zona que recibe igual o menos de 100 mm/año de precipitaciones y sin la compensación de ninguna otra fuente natural de agua dulce.
Las diferencias de criterios residen en el fenómeno llamado evapotranspiración. La evapotranspiración es la combinación de pérdida de agua por evaporación atmosférica del agua del suelo, junto con la pérdida de agua también en forma de vapor a través de los procesos vitales de las plantas. El potencial de evapotranspiración es, por lo tanto, la cantidad de agua que se evapora en una región dada. La ciudad de Tucson, en Arizona, recibe unos 300 mm anuales de lluvia, sin embargo, pueden evaporarse unos 2.500 mm de agua en el periodo de un año. En otras palabras, significa que casi 8 veces más agua podría evaporarse en esta región de la que normalmente cae. Las tasas de evapotranspiración en regiones de Alaska son bastante más inferiores; entonces, aún recibiendo precipitaciones mínimas, estas regiones distan mucho de la definición básica de un desierto: un lugar donde la evaporación supera el total de la precipitación pluviométrica.






FUENTE: wikipedia.org

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